EL discipulo acudio a su mestro al amanecer y le dijo:
-Respetado maestro, necesito exponerte un problema.
-Ahora no puedo; hazlo luego.
Al llegar la noche, estaban todos los monjes reunidos y el maestro dijo:
-Alguno de vosotros tenia un problema, no es asi?
EL discipulo se adelanto y dijo:
-Era yo, señor.
-Pues si has podido cargarlo tantas horas, no era un gran problema.
Ahora todos a meditar y luego a dormir.