Era un noble que se veia obligado a pasar mucho tiempo recibiendo visitas y atendiendo el protocolo.
Todo ello era bastante rutinario y repetitivo y por eso los dias se le hacian insoportablemente largos.
Un dia el noble recurrio a un maestro sabio para contarle lo que le sucedia y pedirle consejo. Con parsimonia, el maestro escribio en caracteres chinos en una hoja en blanco y luego se la entrego al noble.
Cuando el noble leyo los caracteres, he aqui lo que decian:
Este dia nunca volvera; cada instante es precioso y vale mas que la mejor de las joyas.
Nunca el noble olvido esta instruccion.